1. El orden de aplicación es clave
Tras la limpieza, te recomiendo que emplees una crema antioxidante con Vitamina C que nos ayuda a prevenir la aparición de manchas y después no te olvides de la protección solar.
Lo ideal es que elijas una versátil, que sea antiedad, hidrate y trate las carencias de la piel. Estarás también evitando la acumulación de productos y acortando la rutina.
2. El broche final debemos dejarlo siempre para la protección solar
Se encarga de formar una película que evita los daños provocados por las radiación solar.
Sus fórmulas se encargan de aportarnos una protección estable y homogénea consiguiendo el efecto que estamos buscando. Si encima aplicamos otro producto estaremos parcheando su función de pantalla protectora.
3. Cremas ligeras e hidratantes
En verano es mejor dejar aparcadas las cremas untuosas que nos ayudarán en invierno a nutrir en profundidad gracias a los lípidos, en verano debemos dejar paso a las cremas ligeras e hidratantes.
También es importante, por la mañana, cuando nos levantamos, preparar la piel con antioxidantes que eviten la deshidratación, y promuevan la generación de colágeno y elastina.
Sin olvidar que los antioxidantes combaten el proceso de envejecimiento que provocan las radiaciones solares. Neutralizan los radicales libres, unifican tono y aportan vitalidad.
Por la mañana te recomiendo la vitamina C, un magnífico activo antiedad que nos ayuda a combatir el deterioro que el sol ha causado en nuestra piel en forma de manchas y arrugas.
También es aconsejable aplicar ácido ferúlico para proteger la capa dérmica. Gracias a su acción regeneradora, mejora la síntesis de colágeno y elastina, necesarios para conservar su elasticidad. Por la noche, un suero con resveratrol reforzará las defensas naturales y reducirá los signos de envejecimiento acentuados por el sol.
4. Olvídate del retinol, de los ácidos y cuida de manera especial el contorno de ojos
Forzamos la zona gesticulando mientras nos exponemos al sol y provocamos la aparición de patas de gallo. Por eso debes optar por un contorno específico.
5. Simplifica
No olvides que la piel tiene que respirar, y en verano aumenta el metabolismo celular por lo que no interesa obstruir ni sobrecargar. Hay que recordar que muchas veces menos es más. Mejor combatir las necesidades de cada piel en cada momento con productos eficaces que contengan los principios activos que necesitamos.
Imprescindible la rutina de la limpieza facial hecha correctamente, mañana y noche.
Sin olvidar la fotoprotección durante el día o emplear un cosmético que la contenga. Así evitas acumular un producto sobre otro y acortas el tiempo que dedicas a tu cuidado facial. No olvides que muchos cosméticos son multifunción, incluso algunos aportan color, hidratación y protección en un solo gesto.
6. Aftersun a mano
Nos ayuda a regenerar y aportar sensación de confort, hidratar y, por supuesto, prolongar el bronceado gracias a los activadores de melanina que contienen.
Sus principios activos alivian, calman y nos ayudan a mantener la hidratación óptima de la piel. Por eso después de exponernos al sol es clave usar lociones para después del sol que contengan principios activos calmantes, nutritivos e, incluso, agentes prolongadores del bronceado.
Si además aplicas una mascarilla hidratante y la dejas actuar durante 20 minutos, sentirás tu piel más elástica, revitalizada y luminosa.
En Estética Victoria personalízanos siempre con cada cliente su rutina cosmética domiciliaria.
Es muy importante aportar a cada piel los principios activos que necesita, cada cliente es diferente.