Tienes problemas en la piel, escucha tus emociones
Cuando estamos tristes o estresados, nuestra piel parece estar menos lustrosa, más áspera, deshidratada y con menos color del habitual. Sin embargo, si nos sentimos bien, nuestra tez parece encontrarse en perfecta armonía. Esto evidencia la relación tan reveladora que existe entre piel y emociones.
Con cerca de 2 metros de largo y más de 5 kilos de peso, la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo. Y es un libro abierto sobre el estado de ánimo y los problemas de salud. Por eso, cualquier sensación negativa intensa puede hacerse visible a través de ella.
Cuando sentimos vergüenza, se nos ponen las mejillas rojas. Si tenemos miedo, un tono pálido nos invade. Cuando estamos enamorados, se nos ilumina la cara. Si algo nos estremece, se nos eriza la piel. Son muchos los casos en los que pequeños cambios en la piel nos muestran cómo nos encontramos. El área el que se produzcan esos cambios, evidencia el impacto y la intensidad de la emoción en esa parte del cuerpo.
- Si nos aparecen pequeños granitos o ronchas en la cara podemos estar sintiendo miedo o incluso, tener la necesidad de estar protegidos.
- En la cabeza pueden ser señal de un atasco creativo o de una necesidad de cambiar nuestro pensamiento y romper con lo establecido.
Alergias, picores, aspereza, palidez, enrojecimiento, ronchas, sequedad, agrietamiento, heridas, cambios de pigmentación, sudor, deshidratación… Son muestras difíciles de ocultar y algunos de los cambios que pueden aparecer en la piel que carecen de desencadenante fisiológico. Pueden ser alteraciones psicosomáticas cuyo origen es psicológico y de raíz emocional.
- Los herpes en los labios y los orzuelos suelen ser signo de intranquilidad y nerviosismo. En estos casos, piel y emociones se unen para tratar de exteriorizar nuestro pánico, ira, temor, desesperanza o blindaje emocional.
- Las alteraciones de la piel en los pies posiblemente reflejan insatisfacción con el sitio en el que habitualmente nos encontramos y la necesidad de experimentar cambio.
- Si las alteraciones se encuentran en los brazos pueden denotar falta de cariño y ausencia de contacto emocional.
- Cuando se producen en las manos, el desequilibrio se manifiesta entre los actos de dar y recibir.
- Igualmente, la dermatitis atópica se relaciona con la presencia de ansiedad.
Como vemos, piel y emociones mantienen un vínculo integral. Es por eso que cualquier alteración exterior en este órgano ha de ser atendida. Y no solamente mediante tratamiento cosmético sino revisando nuestro interior.
En Estética Victoria trabajamos un exclusivo método de diagnóstico personalizado para ver el origen de la alteración cutánea y contamos con una línea de nutricosmética homologada por Sanidad para tratar la piel desde el interior.
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